El placer de leer en las bibliotecas danesas

No son las más espectaculares, ni las más antiguas, ni las más bonitas del mundo. Pero a las bibliotecas danesas no les hace falta eso para tener un enorme atractivo y, lo más importante: para estar repletas de lectores día a día. ¿Cuál es el secreto? Lo cuenta Tine Vind, toda una experta en el tema y Directora de Bibliotecas de la Agencia Danesa de Cultura.




A comienzos de 2015, el diario británico The Guardian ponía la atención en Dinamarca: la cifra de niños que afirman leer libros en su tiempo libre ha aumentado en los últimos 15 años de un 56% a un 61%. “No es un gran incremento”, pueden pensar muchos. Pero si tenemos en cuenta que ese porcentaje ha disminuido drásticamente en la mayor parte de los países europeos, y que ahora nuestros pequeños cuentan con otras mil y una posibilidades de entretenimiento gracias a las nuevas tecnologías, la cosa cambia. El caso danés demuestra que los libros de toda la vida, los de papel, no son incompatibles con la televisión o los videojuegos.

¿Cuál es el motivo de ese incremento de lectores? La respuesta está en una actitud generalizada en la zona boreal: dejar al niño que decida qué quiere leer; es más, preguntarle qué le gustaría leer. En Dinamarca esto lo han tenido en cuenta todos los colectivos implicados en la lectura infantil: padres, educadores, libreros, editoriales y escritores. Tine Vind dice que no hay una fórmula concreta para conseguir que pequeños y adolescentes lean más, pero seguro que en eso también han tenido que ver las bibliotecas danesas. “Invita a los niños a las bibliotecas y pregúntales qué es lo que quieren”, sin tener que esperar a que sean ellos los que pregunten primero, señala Tine Vind.

Tine Vind, en un retrato de Stine Larsen
Vind es toda una experta en la materia. Trabaja como Directora de Bibliotecas de Kulturstyrelsen, la Agencia Danesa de Cultura. En el marco del FLIC (Festival de Literaturas y Artes Infantil y Juvenil), de Madrid, presentó el Programa Modelo para Bibliotecas Públicas del país nórdico, tan ejemplar como desconocido en latitudes más al Sur. “La finalidad del proyecto es inspirar a arquitectos, urbanistas, políticos y bibliotecarios a la hora de construir nuevas bibliotecas o redecorar y rediseñar los centros ya existentes. Y también ofrecemos consejo a lo largo de todo este proceso”.

Estos consejos se pueden resumir en una idea. “La biblioteca pública es el punto de encuentro democrático para todos los ciudadanos así que lo más importante es ofrecer acceso libre tanto al edificio como a los contenidos del mismo. Por supuesto también resulta fundamental el interiorismo, la decoración, que tiene que ser agradable, y un personal cualificado y bien formado”. Nada de esto se podría conseguir sin el apoyo firme de las instituciones del Estado. “Las bibliotecas públicas son el núcleo duro, la médula de la vida cultural en Dinamarca. La legislación danesa obliga a que exista una en cada municipio y recoge explícitamente que los contenidos han de ser de acceso libre para todos”.

Queremos hechos concretos, así que le pedimos a Tine Vind que nos muestre tres ejemplos de bibliotecas cuya gestión sirva de inspiración para el resto.


1 • Biblioteca Rentemestervej en Copenhague

Construida en 2012 en un barrio periférico de población inmigrante, lo primero que llama la atención es su belleza arquitectónica y la fachada en tonos dorados.

“La apariencia del edificio y la originilidad a la hora de ofrecer los servicios de una biblioteca en el interior son excelentes”. Abre ininterrumpidamente de lunes a sábado, de 8 de la mañana a 10 de la noche y a los 16 miembros del staff fijo se les unen los llamados “golden boys”, chavales del barrio que cuidan de que los libros vuelvan al estante del que salieron.

Se trata de un espacio polifuncional e híbrido en un barrio multicultural. En sus instalaciones los libros conviven con una cafetería, la televisión y la radio local y un centro cultural, y todo ello decorado con graffittis que invitan a los más jóvenes a entrar. La foto de portada de este artículo fue tomada allí.


2 • Biblioteca de Hjørring

La originalidad de este espacio radica en que todo se organiza alrededor de una “cinta roja” que cruza el interior del edificio.

Esa enorme línea de color sirve de elemento decorativo y como guía para el usuario, ofreciéndole un recorrido por los diferentes espacios de la biblioteca.

Tine Vind afirma que “esa cinta es la marca reconocible de la biblioteca, un ejemplo magnífico de redefinición de un centro ya existente”.

Sobre la cinta podemos encontrar libros, gente leyendo y estudiando, el escenario de un pequeño auditorio, exposiciones temporales y hasta la barra de una cafetería. De nuevo, se trata de un espacio multidisciplinar donde no solo se lee: hay zonas para reunirse y charlar tranquilamente, para trabajar, escribir y jugar. (Foto: Laura Stamer)

3 • Biblioteca DOKK1 en Aarhus

Resulta tremendamente significativo que el edificio central en la remodelación urbana del antiguo puerto industrial de la ciudad de Aarhus sea una biblioteca. El complejo, llamado Mediaspace, está planteado como “un santuario dinámico y flexible para todo aquel que busque conocimiento, inspiración y desarrollo personal”.

El corazón de esta gran edificación comunitaria es la biblioteca, que tiene el nombre provisional de DOKK1. Además de los libros, el centro cuenta con la oficina municipal de atención al ciudadano: nuevo ejemplo de espacio multiusos alrededor de la lectura.

En el DOKK1 los usuarios pueden renovarse el pasaporte, tomar prestado un libro, ver una película o tomarse un café con vistas al mar… ¡Y hasta coger el tranvía dentro de las instalaciones! Que el transporte público llegue hasta la puerta misma de la biblioteca es sin duda una buena forma de facilitar el acceso físico de los ciudadanos a los libros.

La biblioteca, con acceso directo al tranvía de Aarhus. Infografía: urbanmediaspace.dk
Ni que decir tiene que en todas estas bibliotecas se presta especial atención y cuidado a las zonas infantiles, en las que conviven hábilmente libros y juegos para todas las edades. Al fin y al cabo, sus pequeños usuarios serán los daneses del futuro.

Las bibliotecas, pues, suponen uno más de los instrumentos con los que las instituciones públicas muestran a los niños que la lectura es un placer accesible más allá de la escuela. Tine Vind ofrece un último consejo, en este sentido, a los gobernantes locales, regionales y nacionales de otros países: “Trabajad codo con codo con las guarderías, las escuelas, los padres o tutores legales, la Iglesia o cualquier otro tipo de ‘socio’ y buscad la solución local y concreta para vuestra zona”.

Fuente: Hemisferio Boreal

Comentarios

  1. Me encantó esta entrada, y me invitó a escribir el encabezamiento del blog, que dice: "Queremos escucharlos!" Así que cuando leí esta nota pensé qué lindo que sería si en algún momento podrían subir info sobre los concursos para construcción de bibliotecas, que años atrás se hacían, pero no vi en ningún lugar información al respecto. Soy bibliotecaria también, los sigo por este medio y también por facebook. Un gran saludo

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