La Novena, por Marcela Serrano

De la mano de Penguin Random House, desde el mes de noviembre puede verse en las librerías de Buenos Aires el último libro publicado de Marcela Serrano. Aunque en esta ocasión la autora buscará sorprender y romper antiguos esquemas, La Novena da mucho de que hablar.

Por Morena Fournier




Marcela Serrano, popular escritora chilena, publicó el mes pasado su última novela: La Novena. La autora, quien comenzó a publicar a partir de 1991 y se hizo reconocida por el protagonismo característico de las mujeres y los dramas que siempre las rodean, rompe la cadena incluyendo en este último libro a un hombre como protagonista. Pero vamos por partes.

Serrano nace en Chile, por 1951. Hija de otra escritora, Eliza Pérez Walker, y el ensayista Horacio Serrano. Se dedicó a las artes plásticas gran parte de su vida. Recién en 1991 publicará su primera novela, Nosotras que nos queremos tanto, obra que da comienzo a una serie de otras novelas y cuentos cortados más o menos de la misma tela: mujeres en los roles protagónicos, historias dramáticas, un intento constante de reflejar la dura realidad que viven y vivieron las mujeres. Se hizo reconocida por esta costumbre y fue varias veces premiada por su talento literario. Así como Isabel Allende, se la asocia a un boom de narradoras latinoamericanas. 

La Novena, por su parte, tiende a romper y a repetir varias costumbres de Serrano. La historia, narrada en dos planos, transcurre entre el presente y el pasado. Si bien se sobre entiende que uno de los objetivos es recordar la oscura dictadura de Pinochet (algo que puede leerse tanto en la contra tapa como en las sinopsis perdidas por la web) la historia plantea otros conflictos. Además (y quizás lo más sorprendente)  el protagonista es un hombre, algo que hasta la fecha no se había visto en la bibliografía de la autora. 

Miguel Flores, en el presente un afamado publicista y escritor, fue en sus jóvenes veinte un preso político. Militante de izquierda capturado durante la dictadura, es relegado al exilio rural. Es entonces que su vida se cruza con la de Amelia, una mujer burguesa de mediana edad, parte de una familia antigua y adinerada, descendiente de una estirpe de mujeres fuertes, trabajadoras y amantes de la tierra. Amelia, que más allá de su apariencia y dinero, es una mujer con mucha consciencia social, acoge al relegado en un contexto de desprecio y rechazo. 

Esto, sin embargo, se desarrolla bajo un constate halo de misterio. De antemano te advierten que algo pasó, algo terrible y decisivo, que oscurecerá la historia durante la primera mitad del libro. Esa primera parte se desarrollará prácticamente entre conversaciones íntimas e intelectuales, donde lentamente se dará lugar a lo predecible: una tensión poco inocente empieza a surgir entre los protagonistas. Pero de improviso se cortará, dando lugar a la oscuridad real y palpable: la historia da un giro impredecible cuando los militares interrumpen las reflexiones y los atardeceres. 

Hasta ahí podríamos decir que tenemos una novela interesante y, por qué no, jugada. Lo cierto es que los saltos que va dando la narración, breves interrupciones que dan a entender la historia como contada por un tercer testigo y que giran a una voz en primera persona, para volver a la tercera, confunden y entretienen al mismo tiempo. Miguel Flores, si bien es el protagonista, se ve rodeado por diferentes tipos de féminas, mujeres con matices diferentes (o no tanto) que colorean la historia. Así es como nos encontramos con Sybil, prima de Amelia, personaje que encarna a la mujer independiente, culta, distinguida y bella; o Mel, hija de Amelia, de la edad de Miguel: joven y sofisticada. 

Pero todo empieza a caerse a pedazos llegando al final: de golpe y porrazo nos enteramos que la narradora es Mel. A partir de ese momento, el libro es predecible, lleno de lugares comunes y hasta por momentos aburrido.

Por otra parte, es interesante analizar cosas como la relación madre-hija, que Serrano sigue explotando aunque el sexo biológico del protagonista cambiara. O el lado autobiográfico que la autora introdujo. Pero pareciera que el entusiasmo por llegar a un final feliz manda al tacho todo lo profundo o reflexivo que por momento puede tener la novela. Es por esto que, aunque quizás el libro ayude a engrosar las bibliotecas de lxs seguidorxs de la autora, no parece ser esta última novela la mejor manera de llegar a su obra. Mejor lean La Llorona

Sobre la autora


Marcela Serrano (Santiago de Chile, 1951). Esta novelista, hija de escritores, se dedicó en un principio a las artes plásticas y no publicó su primera novela, Nosotras que nos queremos tanto, hasta 1991, siendo la revelación de ese año. Sus siguientes novelas, entre las que figuran El albergue de la mujeres tristes y Nuestra señora de la soledad, han contado con el mismo reconocimiento.
Sus obras publicadas hasta la fecha son: Nosotras que nos queremos tanto (Los Andes, Santiago, 1991), Para que no me olvides (Los Andes, Santiago, 1993), Antigua vida mía (novela policiaca, Alfaguara México, Ciudad de México, 1995), El albergue de las mujeres tristes (Alfaguara México, Ciudad de México, 1998), Nuestra Señora de la Soledad (Alfaguara México, Ciudad de México, 1999), Un mundo raro (Mondadori, 2000. Contiene dos "relatos mexicanos": El amor en el tiempo de los dinosaurios y Sin dios ni ley), Lo que está en mi corazón (Planeta, 2001), El cristal del miedo, cuento, con Margarita Maira (Ediciones B, 2002), Hasta siempre, mujercitas (Planeta, 2004), La llorona (Planeta, 2008), Diez mujeres (Alfaguara, 2011), Dulce enemiga mía, cuentos (Alfaguara, 2013. Contiene 20 relatos: La yegua, Damascos y calabazas, Misiones, Charquito de agua turbia, Sin dios ni ley, A mí me tocó la bandera, Cerco eléctrico, Hembras (Un divertimento), Su norte, El robo, En Bosnia, El balneario, Otoño, El hombre del valle, Dulce enemiga mía, El testigo, Sobre la vulcanizadora, El consuelo, Mink y 2 de julio) y  La Novena, novela (Alfaguara, 2016).

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