España: Las bibliotecas resucitan con la crisis

En Valencia y Alicante, las visitas aumentaron en torno al 5% en 2016. Las bibliotecas ofrecen también la posibilidad de tomar prestados tanto películas en DVD como música en CD's.

La biblioteca de Valencia en la calle Hospital llena de jóvenes. (Foto: BIEL ALIÑO)

Hubo un momento en el que las bibliotecas parecían estar condenadas a muerte, a convertirse en una especie de cementerio de libros al más puro estilo Carlos Ruiz Zafón. La sociedad y sus prisas, la ciudad, el tráfico, el bullicio, sus carteles de neón... ya se sabe, ¿quién querría pararse en un lugar donde el silencio y la lectura pausada toman el protagonismo?

Sobre ellas caía la injusta sentencia de ser espacios considerados arcaicos y aburridos, de no contar con atractivo para las generaciones jóvenes, de la pérdida de hábitos de lectura de la sociedad y de estar ligadas al papel, ese material que parece vivir en una cuenta atrás constante por su dificultad para competir contra los elementos electrónicos.

Sin embargo, las bibliotecas se han encontrado con una ayuda inesperada: la crisis. Si desde 2008 esta ha ido tiñendo de negro el paisaje casi por cualquier rincón por donde pasaba, a estos centros públicos les ha vuelto a dar luz. La recesión económica no ha sido para las bibliotecas la pesadilla que ha supuesto para el resto de la ciudadanía y ha conseguido que los estantes de libros vuelvan a notar el cosquilleo de manos acariciando sus lomos dándoles de nuevo la oportunidad de volver a viajar y sentirse útiles.

Pero no sólo del ir y venir de consultas y lecturas de miles de libros en las estanterías viven estos centros. La crisis les ha vuelto a dotar de la importancia de ser centros de cohesión social. Es cierto que ya no suponen el culmen de la cultura de un lugar, ni el almacén de toda la sabiduría de una civilización, al fin y al cabo, Alejandría quedó muy atrás, pero el paso del tiempo les ha permitido contar con una serie de servicios que hacen que sus instalaciones se hagan interesantes en momentos de dificultades económicas para una gran parte de la población como la actual.

Por una parte, las bibliotecas cuentan siempre con productos de información, ya sean periódicos o revistas, un hecho ya de por sí atractivo para aquella persona a la que le siga gustando disfrutar del paso de las páginas en cada noticia impregnada por el olor a tinta. Cuentan también con conexión a Internet, un hecho nada desdeñable teniendo en cuenta que no todo el mundo puede hacer frente a la factura de una línea ADSL y en cambio, sí que se ha convertido en un elemento fundamental y necesario para la mayor parte de actividades como pedir una beca, buscar trabajo o confeccionar el currículum.

Además, suponen espacios donde se «democratiza» la cultura, según señaló la directora general de Cultura y Patrimonio de la Generalitat Valenciana, Carmen Amoraga. Esto es, no sólo es que sea gratuito y cualquier persona pueda acceder, sino que cuenta con numerosos artículos culturales como son discos de música o películas. La realización de actividades culturales, cursos, talleres o cuentacuentos para los más pequeños son otro de los factores que han contribuido a aumentar las visitas a las bibliotecas sin dejar de tener en cuenta uno: el aumento del tiempo libre. El paro y el mayor número de personas jubiladas hace que el tiempo disponible para ocio sea mayor y que haga de las bibliotecas un lugar atractivo teniendo en cuenta la gratuidad de sus servicios.

En cifras, el número de visitantes a la biblioteca de Valencia fue en 2016 de 421.227, un 5'6% más respecto al año 2015, un crecimiento que según fuentes de la Conselleria de Educación y Cultura ha ido en aumento durante todos los años de la crisis en todas las bibliotecas del Estado gestionadas por la Generalitat. También ha habido un considerable aumento en lo relativo a préstamos. Por seguir el ejemplo, en la biblioteca de Valencia se han prestado 303.191 documentos mientras que el año anterior fueron 295.846. Respecto a productos concretos, se han dejado 1.720 libros más que en 2015, alcanzando la cifra de 217.484, aunque sin duda el mayor aumento porcentual de préstamos ha sido de películas de DVD: 4.380 más que suman un total de 59.680 préstamos.

Pero no es un hecho exclusivo de Valencia. Alicante aumenta un 4,4% las visitas a sus bibliotecas mientras que Orihuela registra 7.700 visitantes más. Es Castellón el que trae datos negativos, aunque a medias: por una parte pierden visitas pasando de 196.554 a 162.902, aunque en cambio aumentan el número de usuarios activos en 6.710 alcanzado los 28.910 usuarios.

Pero más allá de los fríos datos que avalan la tendencia, la importancia de las bibliotecas está en la calidez que puedan aportar convirtiéndose en centros de cohesión social. En palabras de Amoraga, «son lugares confortables físicamente que también nos enriquecen intelectualmente».

Fuente: El Mundo

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